A Roma con amor

La comedia y las complicaciones que surgen en las relaciones de pareja son los ingredientes favoritos de Woody Allen, que esta vez se ha instalado en la capital italiana para rodar un film compuesto por varias historias que tienen como vinculo las fantasías de sus personajes y en escenario común: Roma. Con referencia a El Decamerón, de Boccaccio, diálogos con puntos de luminosa ironía y algunos ingredientes de la comedia clásica italiana, A Roma con amor significa un proyecto especial dentro de la filmografía de Allen, no sólo porque con ella se despide de su aventura europea y regresa a su querida Nueva York, sino porque le ha animado a volver a ponerse delante de la cámara después de seis años sin formar parte del casting de sus películas. ¿La razón? Pues según explica, a medida que se ha hecho mayor le ha sido más difícil encontrar un hueco entre los personajes que él mismo crea en sus guiones. Pero este año ha hecho una excepción y se ha colado en la pantalla con un pequeño papel que ha escrito a su medida. Su último film está formado por diferentes historias, salpicadas con la personal ironía del cineasta: un hombre que de repente se convierte en una celebridad (Roberto Benigni), un ex director de ópera americano que ve la oportunidad de relanzar su carrera (el propio Allen), un hombre que viaja a Roma para presentar su mujer a la familia pero acaba pidiéndole compañía a una prostituta (Penélope Cruz), un arquitecto que quiere recuperar su juventud (Alec Baldwin) y una pareja con encuentros y desencuentros románticos (Ellen Page y Jesse Eisenberg). El film llega con una acogida desigual. Para algunos, es una comedia amena, mientras que para otros es una obra menor con errores de guión de montaje.

Pubblicato il 10 ottobre 2012, in Cinema con tag , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Aggiungi il permalink ai segnalibri. Lascia un commento.

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